MIEDO AL AGUA

 

Ahora en verano, muchos padres queremos ir con nuestros hijos a las piscinas y playas, y darnos un baño con ellos. Pero ¿qué ocurre si el niño tiene miedo al agua?

Vamos a separar el miedo a la piscina del miedo a la playa, para que sea más fácil de comprender.

Si tiene miedo a la piscina,no debemos de forzarle a entrar ni a sumergirse. Hay que respetar su ritmo y darle tiempo a que conozca la piscina y vaya superando su miedo poco a poco. Puede empezar en la piscina más pequeña, para coger confianza, dándole nosotros la mano, paseando por dentro o fuera de la piscina,…

También se puede quedar fuera y ver como otros niños dentro, juegan y se lo pasan bien, para que vea que no hay ningún tipo de peligro y sea él, el que quiera entrar, no que le forcemos.

Debe entrar cuando se sienta preparado. Puede mojarse los pies o jugar en una zona que no cubra con el agua, para coger seguridad. Así gradualmente se irá metiendo en la piscina.

Además, podemos anticiparle la visita a la piscina con algunos cuentos o vídeos que traten este tema. Aquí os dejo uno de Simón, el conejo, que no quiere ir a la piscina, pero que al final se lo pasa muy bien en ella.

Si el miedo es al mar. Este tipo de miedo es más normal, ya que a veces los niños tienen miedo a las olas, que vienen y van, sobretodo las primeras veces.

En este momento, cuando no quiere entrar al agua, hay que planteárselo como un juego e introducirlo de manera gradual. Se puede jugar en la orilla dejando que las olas le mojen, viendo que no existe peligro, también corriendo para “pillar” la ola cuando está retrocede.

Pero en ambos caso lo que hay que tener es mucha paciencia. No forzando al niño para que entre al agua, sino dejándole a él que decida cual es su momento, sin presión.

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