A veces no sabemos cómo reaccionar frente al suspenso de los hijos. Vamos a intentar ayudaros a saber gestionar el momento.
El suspenso suele llegar por falta de motivación de los niños, sobretodo en la adolescencia. Aunque siempre estamos esperando las notas, exigiéndoles un alto rendimiento, pero…
¿Y si no lo consigue?
Lo primero que debemos hacer es, pensar nosotros mismos, sobre las posibles causas de los suspensos, ¿ha estudiado suficiente?, ¿tiene dificultades de aprendizaje? Ya que no es lo mismo que el niño se quede estudiando en casa, que se vaya a jugar al parque por las tardes o se las pase viendo la televisión.
También valorar la nota, ya que no es lo mismo un 2 que un 4, así como la evolución. Ya que si en el primer trimestre sacó un 2 y en el segundo un 4, felicítale por ese esfuerzo, ya que está progresando.
Y el momento en el que han aparecido las malas notas. Si es en el primer trimestre, ten en cuenta que hay niños que les cuesta el cambio de curso y/o etapa, necesitan más tiempo para adaptarse a las nuevas exigencias.
Luego, valora sus capacidades y aptitudes, ya que todos los niños, pero si todos los colegios evalúan igual, sin tener en cuenta las dificultades de cada niño, por lo que no hay un aprendizaje individualizado y que piense en cada niño, sino que el aprendizaje es global y pensado en conseguir los objetivos marcados por el Ministerio, para el cual todos los niños son iguales.
Y valora el ambiente de trabajo del niño, ¿es bueno?, ¿tiene un espacio sin distracciones, con suficiente luz para estudiar?, ¿hay muchos ruidos en casa cuando estudia? Ya que es importante que, si es necesario, cambiemos los ritmos y les organicemos los espacios. No puede concentrarse en el comedor mientras nosotros vemos la tele, pero si lo puede hacer si leemos un libro; tampoco se concentrará si han venido los abuelitos a vernos, o acabamos de dejar de jugar. Por lo que lo mejor es, que estudie en su habitación o el lugar que elijamos, pero con luz adecuada y sin ruidos, y luego juguemos, o les digamos a los abuelitos que vengan un poco más tarde.
Por lo tanto, si tu hijo si que se ha esforzado, pero no ha conseguido los resultados esperados,…, sigue animándole para que se siga esforzando y consiga los objetivos. A lo mejor también es el momento para pensar si debes ponerle algún tipo de apoyo académico.
Pero,…, si no se ha esforzado suficiente, te recomiendo que le pongas un horario de estudio y unas consecuencias, unas normas y límites, pensando en el siguiente trimestre.
También se puede hacer un pacto con ellos, y recompensarles al final por cada asignatura aprobada, o durante el trimestre por cada examen aprobado. La elección de uno u otro despenderá del niño, la motivación, los suspensos,…. Y eligiendo las recompensas en función de los puntos y siempre antes de empezar el nuevo trimestre.
¿Y qué hago yo?
– Escucha y observa: a algunos les da igual suspender, pero para otros es un gran fracaso. Por lo tanto, observa su actitud ante las notas antes de juzgar y pregúntale, “¿qué ha pasado?”. Si te contesta “no sé” o ves que no se sabe explicar, pregúntale si entiende lo que explica el profesor, si sabe hacer los deberes, si se pone nervioso en los exámenes,…
– Controla tu rabia: no muestres un enfado impulsivo, ya que esa no es la mejor solución, ya que, además, puedes decir cosas que pueden herir. Por lo que si estás enfadada, muéstraselo pero controlando lo que dices.
– Habla con tu hijo con tranquilidad e introduce cambios: dale ánimos para seguir y esforzarse, de nada sir ve decirle frases como “ya sabía yo que esto pasaría”. Si no se ha esforzado suficiente, introdúcele cambios en la rutina, pero no como un castigo sino como algo necesario, cambios en los horarios, o en las recompensas. Pero si se ha esforzado, o no lo entiende, lo mejor será que tenga un profesor de apoyo que le ayude a aprobar.
– Evita los castigos o que sean razonables: a veces les ponemos castigos muy largos o imposibles de cumplir porque todos nos cansamos, como un mes sin salir, sin ver la tele, sin móvil,…, por lo que ahí aprenden que las consecuencias que les ponemos no son ciertas. Por lo que si vas a castigar, piensa en el castigo y ponle uno que podáis cumplir. El castigo ideal sería, por no estudiar, el tener que estudiar más.
Entonces… si se ha esforzado, ¿debo castigarle?
La respuesta es no. Si tiene motivación para estudiar, lleva al día los deberes y trabajos y no muestra una actitud apática, no le castigues. Valora lo bueno que hace, motívale al máximo con las asignaturas y recompénsale por los logros obtenidos.
¿Y qué debemos de modificar en el estudio?
Tanto por parte del niño como por parte de los padres, los cambio deberían ser de planificación y de organización:
-llevar un mejor control de la agenda.
-saber que debe de preguntar, y hacerlo, cuando no sepa algo.
-estudiar todo lo que entra del temario
-repasar los trabajos y exámenes antes de entregar.
– controlar el tiempo en el examen. Esto lo podemos hacer en casa controlando también el tiempo de los deberes, estudio,…
-ampliar el horario de estudio.
-estudiar escribiendo, hacerme esquemas o resúmenes.
¿Y si sigue suspendiendo?
Si a pesar de todos los cambios y esfuerzos, el niño sigue suspendiendo, a lo mejor deberíamos realizar una valoración neuropsicológica. Esta valoración nos servirá para detectar posibles dificultades que puedan estar detrás de los malos resultados. Estas dificultades suelen ser dificultades en la comprensión lectora, en matemáticas, dificultades atencionales, de memoria, en las funciones ejecutivas,…