Con este artículo vamos a intentar dar respuestas a las mamás y papás cuando se preguntan, qué debería de hacer mi hij@, qué hago, esto es normal,…
La Atención o Estimulación Temprana consiste en dar al bebe las mejores oportunidades para su adecuado desarrollo físico, intelectual y social, teniendo en cuenta que cada niñ@ es un mundo y lleva una evolución diferente, un desarrollo propio, por lo que no hay que preocuparse aunque si que hay que estar atentos a ciertos ítems de riesgo, los cuales, si no realiza a una cierta edad, si se recomienda buscar ayuda de profesionales, debido a que no se está desarrollando como debería en todas las áreas y necesita ayuda, lo cual, normalmente, es suficiente con un par de sesiones de trabajo y pautas para los padres en casa, si son en los primeros meses y/o el primer año de vida.
La atención temprana va desde los 0 meses hasta los 6 años, ya que es cuando mayor plasticidad cerebral hay.
Es muy recomendable, por lo menos una valoración por parte de los expertos, para aquell@s niñ@s que han sido prematuros, que han tenido sufrimiento fetal, embarazos de riesgo, gemelos, ya nacen con algún síndrome, como los Down, …, pero también niñ@s que han recibido poca estimulación, que tienen falta de apego,…
Hemos señalando en negrita los 4 ítems que son llamados como signos de alerta, los cuales son llamativos para los expertos, incidiendo mucho en la conveniencia de que se realicen en los meses adecuados, ya que si no se consiguen durante este primer período va a dificultar el resto de conductas. Estos signos de alerta son el seguir con la mirada, sonreír, sostener la cabeza y coger objetos.
Durante los tres primeros meses de vida el bebé tiene plena dependencia de los padres, los necesita para todo, alimentarse, empezar a conocer el mundo,… y es a partir de los 3 cuando comienza su maratón de aprendizaje, empezando a interactuar con las personas que le rodean, descubriendo que sus actos implican una reacción,… Hacia el final del primer trimestre ya van mostrando su propio temperamento, le excitan situaciones nuevas, por lo que muchos papas comentan que no ha dormido cuando se han ido a comer a un sitio nuevo y lo miraba todo, su sistema nervioso le hace coordinar más actividades, como mirar, agarrar, chupar,…Descubre sus manos y dedos, lo cual se convierte en un juego fascinante.
Durante el primer mes:
– duermen y lloran cuando tienen hambre, siendo la voz de la mamá en esos casos la que más los tranquiliza.
– empiezan a levantar la cabeza, colocándolos boca abajo, unos 30 segundos, ya que estos ya son muchos para ellos, e ir aumentando el tiempo a medida que el bebe lo admita. En esta actividad le podemos poner algo llamativo delante para estimularles. Al principio es normal que lloren, pero poco a poco aguantaran más tiempo en esta posición nueva para ellos y levantaran la cabeza con más fuerza.
– boca arriba, en la mantita de juegos con elementos llamativos arriba y movérselos despacio para que poco a poco los siga. Se le pueden colocar móviles en la cuna o en la manta de diferentes elementos, sonidos, colores,…, prefiriendo objetos móviles a fijos.
– succionar
A los dos meses, siguen con la mirada los juguetes, sonríen cuando ven algo que les agrada, ya sean juguetes o personas, o cuando oyen la voz de mamá, y deben de haber adquirido las rutinas de sueño, hambre y actividad.
A los tres empieza a mirar y jugar con las manos, a estirar del pelo, sostener la cabeza cuando está boca abajo y girarla hacia los dos lados cuando se le presentan estímulos sonoros, por lo que es importante colocarle estos estímulos en ambos oídos. Si en algún momento no se gira, no tenemos porque alarmarnos, puede ser debido a que presenta moquitos en el oído, estaba pendiente de otro estímulo,…, por lo que se lo repetiremos más tarde. Es conveniente empezar primero por el lado derecho, ya que es más sensible y repetirlo luego en el izquierdo, siendo lo importante que se repita la acción en los dos oídos para que se gire hacia los dos lados y no insistir más en uno que en otro.
Al final del tercer mes y una vez ya hayan controlado la cabeza, podemos comenzar a trabajar el giro, pasando de boca arriba a boca abajo y al contrario, ya que se deben de trabajar los dos movimientos, como con el oído, motivándole con un objeto o con la voz para llamar su atención. Este giro se puede hacer colocando al niño en una colchoneta acostado con los pies hacia el adulto, que agarre el dedo índice y empujar suavemente el hombro del bebé, torciendo lentamente su cuerpo hacia la derecha/izquierda.
No hay que olvidar que estos objetivos son orientativos y que cada niño lleva un ritmo propio, por lo que puede ser que lo haga antes o después de la edad indicada, pero no por ello hay que preocuparse ni alarmarse.
Como juguetes para este primer trimestre de vida de nuestr@s niñ@s podemos utilizar sonajeros y maracas, pulseras con cascabeles, una linterna para hacer luces de colores en la pared y que ellos la sigan, pelotas blanditas y/o con cascabeles,…, pero sobretodo que provoquen interés en el niño e interacción con el objeto y el adulto.
En el segundo trimestre es cuando los niños cada vez más expresan sus sentimientos, se ponen contentos cuando les damos algo que quieren y se enfadan cuando no. Sus movimientos ya son más planeados y coordinados.
A los cuatro meses ya se orienta hacia los sonidos, balbucea, intentando unir fonemas con más o menos acierto, y grita para llamar la atención de los adultos, se ríe a carcajadas, intenta coger los objetos que se le colocan cerca y si se lo damos en la mano lo sostiene e intenta llevárselo a la boca. Se mantiene sentado con ayuda, aunque al principio hay que colocarlo entre nuestras piernas o con apoyos, pero poco a poco estos van desapareciendo y se queda sentado sin apoyos.
En el quinto mes ya ha descubierto los pies, por lo que el afán por chuparlos es muy grande, si le damos un sonajero lo hará sonar. Reconoce a los adultos más cercanos, siendo la primera mamá, a la que sólo le basta con oír la voz, no necesita verla. Sonríe al verse en el espejo, se reconoce, repitiendo su nombre cuando se vea en el objeto para que lo asocie consigo mismo.
En el sexto ya contesta a los sonidos cuando le hablamos, es decir, que a su manera intenta comunicarse con nosotros. En este momento, además de utilizar palabras concretas y frases cortas es muy importante repetirle los mismos sonidos que ellos emiten. Se debe comenzar con sonidos labiales como pa, ba, ma,…, diciéndosela al niño y cuando éste ya la repita pasaremos a otra. Es capaz, también, de variar el volumen y el tono de su voz.
Ya voltea sin problemas y cuando está boca abajo se apoya en las manos, las cuales ya están abiertas. Agita y golpea objetos, da palmadas, le gustan los juegos sociales como el cu-cu, tras, cosquillas, lanzarlos al aire,…, con los cuales se ríe a carcajadas. En estos juegos se deben de intercambiar los papeles, siendo tanto el bebé como el adulto los que se escondan y aparezcan.
Y podemos, si ellos quieren, de pie con cuidado y apoyos, sosteniéndolo por las axilas y descalzo, ponerlo en diferentes superficies, siempre que sean duras, para luego sujetarlo entre las piernas cuando el adulto esté sentado, disminuyendo el apoyo para que poco a poco el niño sostenga parte de su peso.
Le podemos también cantar canciones cortitas y sencillas para que las vaya interiorizando, como los cinco lobitos, palmas palmitas,…
Los juguetes recomendados para este segundo trimestre de vida de nuestro bebé son las colchonetas, muy recomendadas y que solemos ver en los comedores de muchas casas, ya que así evitamos golpes involuntarios y también que no se siente en el suelo frío, moradores de diferentes formas y colores, sonajeros, pelotas más grandes, globos, cucharas y tenedores, las cuales podemos colocar entre los juguetes para que se acostumbren a esos nuevos objetos, cubos apilables, cd´s con canciones, las cuales no pueden servir para que se calme,…
En este trimestre empezamos a darles comida. En la hora de la comida es importante que estemos sentados cara a cara hacia él/ella, sin que muestre desaprobación por la comida. Si la muestra es mejor dejarlo para otro momento, ya que no es conveniente forzarles, sino que es mejor intentarlo más tarde, ya que se trata de que acepten la alimentación con cuchara y prueben nuevos sabores y texturas.