Hoy, 27 de octubre, es el día nacional del TDAH. Hoy el color de los edificios y el nuestro es el naranja.
El TDAH es un trastorno que aparece en la infancia y afecta al funcionamiento de varias áreas del cerebro y se manifiesta por 3 síntomas que pueden darse en mayor o menor grado: inatención, impulsividad e hiperactividad.
El TDAH lo tenemos muy visible en nuestras familias, en nuestras aulas…con una prevalencia de aproximadamente el 6% (entorno a 1-3 niños por aula). Es un trastorno que requiere de mucha concienciación e implicación de todos los sectores implicados en la vida del niño: familia, escuela, sanidad…
El TDAH, si no se diagnostica, conlleva irremediablemente al fracaso escolar, social y laboral en la vida adulta; pero que si se trata a tiempo, con las herramientas adecuadas, puede tener muy buen pronóstico y no ser obstáculo para el desarrollo pleno de la persona.
Por eso hoy, 27 de octubre, queremos hacer visible esta realidad.
A muchos de ellos se les ha puesto la etiqueta de maleducado, vago, burro, loco,…, y es muy difícil eliminar esa etiqueta. Ellos no lo pasan bien. Para ellos no es fácil la vida, ya que sus dificultades, su discapacidad, su trastorno, no es visible para la sociedad. Pero es una enfermedad que no tiene cura. Puede mejor con tratamiento y terapias, pero está para siempre. Aquí os dejamos una entrevista a Dani Martín muy interesante, ya que él sufre esta enfermedad.
Y las terapias y medicación no son baratos. El gasto mensual en medicación puede rondar los 150€, más las terapias. Ya que no pueden acceder a las becas del Ministerio para alumnos con necesidades específicas. Lucha que llevan a cabo miles de familias. Y sin el apoyo farmacológico, muchas veces las terapias no son lo efectivas que deberían de ser, ya que éstos les ayudan a prestar atención, concentrarse mejor, poder manejar sus impulsos, evitar conductas de riesgo…
¿Cómo podemos ayudar a los niños con TDAH en el aula?
- Lugar estable y controlado dentro del aula. Siempre delante y cerca del profesor para no distraerse, además de lejos de puertas y ventanas.
- Dar información personalizada y concreta. Cambiar el énfasis en el discurso para mantener la atención o captarla, escribir en la pizarra las palabras clave para focalizar la atención y modificar el centro de atención.
- Buscar actividades con movimiento. Darle tareas con movimiento, hacer recados dentro del colegio, borrar la pizarra.
- Incentivar la participación en clase. Uso de experiencias prácticas para el aprendizaje. Exponerle a situaciones en las que vaya a tener un buen desempeño para fomentar su autoestima.
- Elaborar guías atractivas para seguir el desarrollo de las tareas. Por ejemplo, pueden ser hacer un comic, fotogramas con los pasos o escribirlos.
- Ayuda externa no adulta como puede ser un compañero más eficiente.
- Evaluaciones personalizadas a sus necesidades. Suelen necesitar más tiempo para acabar las tareas, por lo que se les puede alargar el tiempo o modificar el examen, haciéndole preguntas más concretas, o de una en una, por ejemplo, que conteste y luego ponerle que diga un ejemplo, o si son dos, hacérselas por separado.
- Motivar el rendimiento escolar a través de intereses propios.
- Diversidad de recursos. En la medida de lo posible presentar el material con colores vivos, usando diferentes recursos como libros, ordenador, pizarra, audios, películas…
- Comunicación bidireccional y regular con los padres del alumno para tener un seguimiento de la evolución, cambios y ajustes en los tiempos de trabajo, así como con los terapeutas que trabajan con ellos.