Este sábado-domingo, y con la llegada del otoño y que los días se hacen más cortos, se cambia la hora, y muchos padres se preguntan…, ¿este cambio afectará a mi hijo? ¿Cómo lo hará?
Si papas, el cambio de hora afecta tanto a bebés, a niños como a adultos. Les y nos puede volver más irritables, apáticos, ariscos, tristes, menos atentos, …. Los efectos típicos son cansancio, fatiga, dificultades para concentrarse, menos rendimiento escolar, irritabilidad, falta de apetito,…, porque para nosotros la luz solar es imprescindible a la hora de ser optimistas, enfrentarnos a las rutinas del día a día, tener más fuerte el sistema inmunológico,…, por lo que unos días deberemos de tener más paciencia. Pero hay medidas que nos pueden ayudar a minimizar los efectos del cambio de hora.
A los niños, el adaptarse al nuevo cambio de horario les puede costar un par de día, sobretodo a los más pequeños, de entre 0-3 años. Les va a costar adaptarse a los nuevos ritmos de sueño, de comidas,…
¿Y qué podemos hacer? Pues en los días previos al cambio:
- les podemos ir adelantando unos 10 minutos la cena y/o la hora de irse a dormir.
- despertarles con la habitación ya iluminada de manera natural.
- dar un desayuno energético, para reponer la energía extra que consumen. Les podemos ayudar con los frutos secos.
- evitar siestas diurnas.
- realizar actividades físicas.
- alejarles de la televisión por la noche, al igual que los móviles y el ordenador.
- hacer actividades relajantes antes de irse a dormir.
¿Y por qué nos afecta el cambio horario? Nuestros cuerpos están adaptados al día y la noche, y todo cambio de hora produce una alteración en ellos. Y como el sueño está regulado por estos ritmos, el cambio de hora afecta a todos los ritmos diarios. Los trastornos que se producen son leves y de corta duración, por lo que la adaptación en unos días es posible.